Y sólo nota en que están desatados mis zapatos mientras mi rostro permanece inmóvil pero ahogado por los cientos, miles de palabras que quiero gritarle pero la escafandra cada vez más se extiende sobre mí, impidiéndolo completamente. Ella atina a esbozar un par de palabras, las cuales trato de agarrar en el aire aspirando por mi boca mientras siento que me hundo en la inmensidad de su rostro, muy hermoso, como lo ví la primera vez (ésa primera vez en que ví sus ojos con un brillo particular y ésa sonrisa que iluminaba todos los lugares por dónde pasaba, iluminamos muchos porque sabía cómo hacerla sonreír y sentir bien). Intenté entregarle mi alma a pedacitos pero finalmente quedó regada por todo el lugar, ella en su afán los pisa sin darse cuenta, apenas nota un extraño crujir en el suelo pero inmediatamente descarta la idea de girar su cabeza para mirar porque piensa que es sólo la madera vieja del piso. Mientras avanza cada vez suenan más fuerte los pedacitos desintegrarse bajo sus zapatos mientras pienso que entre más se acerca más desintegrados quedan aquellos fragmentos que intenté entregarle desde mi boca. Vuelvo a notar que su aroma me embriaga nuevamente paralizando todos mis movimientos, es algo extraño siento que pesa mucho más que la escafrandra que me absorbe.
"Conocí esa sonrisa hace un tiempo, cuando a las 4 de la tarde el aire se ponía helado, lo recuerdas?"
es la frase que recuerdo siempre.
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