Algunas veces no hay nada que decir.
Algunas veces el silencio expresa más que cualquier palabra.
Alzar la bocina del teléfono y discar un número,
puede hacer más daño que beneficio.
Pero nosotros los humanos nos afecta el obsesivo deseo de
tratar de hablar las cosas hasta extinguirlas, y terminamos empeorando
las situaciones sólo tratando de mejorarlas o simplemente tratando que todo esté bien.
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